miércoles, 18 de marzo de 2009

LOS NACIONALISTAS YA SON UN POQUITO MENOS

Ya han concluido las elecciones gallegas y vascas con un resultado que no por sorprendente deja de ser ilusionante en esta España repleta de países soberanos sacados de la manga, países ellos sin más historia de tales que la que pretenden inventar sus correspondientes nacionalistas compulsivos elevando a reino lo que no pasó de condado y rebajando a nada lo que llegó a ser un Imperio. Increíble pero cierto, con ellos se cumple la máxima ya caduca en todo el mundo de que prefieren ser cola de ratón que cabeza de león.
El resultado de las elecciones es sorprendente porque los que creemos en un proyecto común amparado bajo una constitución llevamos tres décadas perdiendo terreno ante los nacionalistas, que no han dejado de marcar el suyo con el estigma de la escisión, y las elecciones muestran que ha habido una clara involución de esta tendencia.
Desde su pedestal, los nacionalistas han sido agresivos e intolerantes con una mayoría aplastante que no pretende cisma alguno y que tiene claro que España no lo sería tanto si le faltase una sola parte del territorio que la identifica, y desde ese mismo pedestal han ido aumentando su presencia y haciéndose un hueco en los hogares y las vidas de los ciudadanos utilizando todo resquicio de poder en implantar su ideología y no en beneficiar del ciudadano, gastando más recreándose en diferentes que en los servicios a prestar, manipulando sus televisiones autonómicas e inundando de publicidad institucional bien pagada a medios de comunicación afines.
Aunque el nacionalismo se revuelca en los mismos lodos viejos que el fascismo y el comunismo compartiendo sus mismos orígenes, su virus parece sobrevivir con mejor salud que los de los otros dos. Y digo esto porque en una sociedad moderna y democrática que tiende a la unión de los pueblos y la universalización de los problemas y sus soluciones, sin ser necesarios los nacionalistas, ni útiles, ni baratos, en España han llegado a donde están.
Pero éste fin de semana, tanto en Galicia como en el País Vasco, la situación ha cambiado, las urnas los han desplazado y afortunadamente hoy son un poquito menos que ayer. Esa, y no otra, es la gran victoria de estas elecciones.

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